Cementerio General
Puede que te suene francamente raro, pero pocos rincones en Santiago resultan tan interesantes para ser caminados como el Cementerio General: un lugar que combina arquitectura, patrimonio y una gran cantidad de historias.
Existen cerca de dos millones de personas sepultadas en el Cementerio General de Santiago, lo que equivale a toda la población de Valparaíso.
Inaugurado por Bernardo O’Higgins el 9 de diciembre de 1821, este lugar vino a responder a la necesidad sanitaria de la época, además de pensarse como una gran obra en honor a los próceres de la nueva República: Manuel Rodríguez, Andrés Bello y la mayoría de los ex Presidentes del país se encuentran enterrados en este lugar.
Con 86 hectáreas de terreno que abarcan cerca de mil obras de alto valor arquitectónico y doscientas esculturas, el cementerio es uno de los museos más antiguos e importantes del país, siendo declarado Monumento Nacional en 2009.
Además, cuenta con famosas animitas como la de “La Carmencita”, una de las más visitadas de todo el camposanto capitalino, o la tumba de “Romualdito”, un hombre que fue apuñalado en 1983 en calle San Borja, donde está su animita.
También hay leyendas populares que nacieron en el tradicional cementerio: una sobre un guardia que murió en el lugar y que aún resguarda las inmediaciones, o la famosa “Llorona”, una mujer que luego de enterarse de la muerte de sus hijos, decide ahorcarse frente a sus tumbas.
Una mezcla de historia de la ciudad, arquitectura, recuerdos de grandes personajes, leyendas y tradiciones hacen que este lugar sea simplemente un imperdible cuando de explorar Santiago se trata.
Acceso. Av. Profesor Zañartu 951, comuna de Recoleta.
Dato. Frente al Cementerio General, en Recoleta 1485, se encuentra el “Quitapenas”, una picada patrimonial, para pasar las penas, donde entre el olor a flores y el sonar de un arpa, puedes probar el pernil, el pipeño y la chicha más célebre del sector. Un boliche sencillo, acogedor y de platos muy abundantes, donde el pernil con papas cuesta $ 5.000 y el vaso de chicha, pipeño o la cañita de vino están a solo $500.